Alborada – óleo sobre tela, 40 x 40 cm. Año 2014.
Misterio y fascinación. Vemos con deleite una obra que se despliega ante nosotros construida con el color como vehículo de toda la carga de significación que porta esa obra. Ese color ha sido trabajado diestramente para potenciar las infinitas posibilidades del color. Esa mancha -madre de la aventura de la forma– se prolonga en estrías afines, se opone a zonas cálidas o a pausas neutras, se enlaza grácilmente al torrente colorístico o se afirma en un nudo y se multiplica. Se crea entonces un campo dinámico donde hay oposiciones, réplicas, deslizamientos, música. ¿Qué logro fundamental se ha alcanzado en esta orquestación tan rica y tan graciosamente barroca ? Se ha alcanzado la alta cima del arte: la armonía. Ese numen que se persigue en todas las artes y también en la existencia de los hombres y de los pueblos. Pero cuando digo armonía no quiero decir apacible serenidad y silenciosa complacencia. Armonía es el juego de correspondencia entre las partes para producir un efecto buscado. En este caso lo que se ha buscado, es la clara unidad en cada una de las composiciones, la concurrencia de cada elemento de la obra a un clima determinado, el sólido tejido de intención pictórica para alcanzar en cada trabajo una forma de lo absoluto. La presentación que hoy nos ocupa muestra además la riqueza de sus recursos: nos muestra una serie temática, es decir variaciones sobre un tema. El tema parece ser la trama. La trama colorística tan absolutamente similar a la trama de la vida, donde todo queda enlazado en una inextricable amalgama y que sólo puede ser visualizado en su conjunto, no analizable en sus elementos. Con gran conocimiento del color, los conjuntos que nos presenta se apoderan de nuestra imaginación y nos someten a la fascinación, a la luz activa, a la penumbra intrigante, a los verdes vegetales, a los amarillos triunfales. Susana Bonnet tiene las armas para esas realizaciones: tiene mucho que decir desde una cultura importante y una sensibilidad alerta. Y tiene oficio, en lo estrictamente operacional, para dar a su discurso pictórico la forma adecuada en cada instancia. He tenido oportunidad de conocer su producción desde los momentos iniciales y celebro el desarrollo que ha desplegado: se trata de una obra coherente, con planteos siempre plásticamente interesantes y con ese vuelo, ese arrebato de poesía, que nos lleva por un momento más allá de nuestro mundo habitual y nos traslada a ese otro mundo desconocido, revertido, fantástico.
Lelia M. Reta, Muestra de Susana Bonnet, 13 de noviembre de 2014, Colegio Público de Abogados de la Capital Federal